Crecíamos rompiendo la inocencia y muriendo cada día. De manera que, al día siguiente, resucitábamos queriendo volver a ser niños, salvajes y libres; con una diferencia, en lugar de inocencia teníamos libertad con sabiduría.
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Crecíamos rompiendo la inocencia y muriendo cada día. De manera que, al día siguiente, resucitábamos queriendo volver a ser niños, salvajes y libres; con una diferencia, en lugar de inocencia teníamos libertad con sabiduría.